El segundo capítulo en el Barrio Sáenz Peña se puso en marcha tal cual había sido programado, a las 16:30.
El garaje en que el martes habíamos leídos para una veintena de chicos tenía, hoy jueves, más del doble de niños.
Ese ámbito mágico que guarda tablones, bancos y mercaderías también tiene en un rincón un biblioteca magnífica.
Cientos de libros, enciclopedias, poesías, un ejemplar antiguo de Pinocho, algún cuento de Quiroga. Hay adornos, y más libros. Es fácil comenzar a leer en un ambiente así.
Los más de 50 chicos repartidos por el piso, sillas y bancos rebozan alegría, enérgicos y sonrientes esperan que la voz de las lectoras voluntarias los lleve de paseo por un mundo encantado.
Y Picu lee a Borneman, y Vanina a Roldán, Marisa trae adivinanzas y el juego de la imaginación se traslada al reto juguetón de sacar el acertijo. Mónica llega, y se acopla al grupo, con un cuento maravilloso cargado de histrionismo.La magia de la lectura ya está instalada en ese garaje al norte, donde la ciudad parece acabarse pero no.
Se ríen, hablan, juegan regalan vida en cada acto. Nos despedimos con Pescetti y las retahílas de Marisa.
Se animan a pasar, primero leen pocos, después son multitud. Se escuchan a través del micrófono y son escuchados por los otros.
Visita el encuentro la Secretaria de Cultura, Alicia Gaña. Y nos acompaña un rato.
El Plan Municipal de Lectura cumplió su encuentro 21, ya podemos decir que tiene credenciales como para instalarse definitivamente en cualquier rincón de la ciudad.
Qué viva la lectura, la vida y la alegría de estos chicos que alientan a continuar leyendo en cada atardecer de la termal.
